
Fiesta consciente
Víctor M. Conejo
Antonio Sureda (ver galería)
Festival antifeixista de Palma Viva Franco Battiato: Carme Vives + Fetus + Garrafa Nadal + Alícia Miquel + Mothgruth
Organizado por Ateneu Popular La Fonera, Ateneu Popular L’Elèctrica y Col·lectiu Crui.
Viernes 21 de noviembre en Plaça des Tub (Palma)
Tres jornadas de actos diversos con charlas y música, concluyeron este pasado viernes con una cita musical y actitudinal que merece ubicarse ya como referencial. El Festival antifeixista de Palma Viva Franco Battiato quiere conciencia y consciencia y quiere fiesta, se empeña en hacerte reflexionar como también te ofrece ocio. Todo ello en un equilibrio sabio, consecuente y muy, muy bien programado. Como a buen seguro diría el italiano: Bibah!
El evento musical de clausura organizado por La Fonera, L’Elèctrica y Crui redundó en su ideario esencial. Primero, fantasear conscientemente con cargarse el monolito fascista que aún afea Plaça de Sa Feixina y con ello, ya que están, también cargarse el fascismo que pervive y es fácilmente detectable. Y segundo e igualmente fundamental, recuperar espacios públicos para la música y la cultura en las calles de Ciutat.
Abrió la manacorina Carme Vives, cantante de la excelente banda Reïna, en esta ocasión en solitario. Estuvo juguetona con la voz y sus pedales, y contó que le llamó la atención que nunca había estado en Plaça des Tub y que, en efecto, hay un tubo. Su actuación fue tot en tant poc temps. Explicó que como tiene la costumbre de estar siempre escribiendo música por casa, se encontró con que tenía un montón y decidió sacarla. Acabó sentida pero seguramente laica con «Sants». De hecho, recordó que “abans m’he cagat en déu”.
Al poco se puso a lloviznar, y nos dio igual porque salió Alícia Miquel a cantar. A la exuberancia y erudición pop de aquella, le sucedió la otra manera de embelesar de esta. Fascinó en la última edición del Mobo Fest, y bajo el tubo nos dio la vida en prime time. Hipercosmopolita en la tierra, compleja con la cercanía de la primerísima primera persona. Incluyó una versión de Battiato, dónde y cuándo sino aquí y hoy.
De Mothgruth enganchó muchísimo su fiereza noventera y velocidad enguarrada. Lo remontaron todo: el frío, el sonido, la distancia. Jovencísimos y voluntarísimos, parecen ya saber que la técnica siempre debe supeditarse a la conexión real, palpable, y mejor si exacerbada. Después, lo de la banda gironina Fetus fue un fiestón. Flabiol y punk, festividad consciente por medio del folclorismo beligerante. Vaya juerga impecable, vaya poderío musical sin necesidad de aparataje escénico. No hubo banda por un lado y público por otro, sino conquista comunitaria.
Lo mejor que le puede pasar a un culmen es que después venga otro. Para cerrar el festival actuaron Garrafa Nadal, y vaya manera de reinar. Qué talento para la melodía con adrenalina bajada y melancolía subida. Indie-rock-power-pop-post-punk versatilísimo de sofisticación accesible. Poetizan el pogo. Final inmejorable para un festival antídoto.













































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